jueves, 25 de junio de 2009

III (o también, Buscadores de Oro)

"-…El Oro es algo diabólico. Uno empieza por decirse que se conformaría con una cantidad que representase 25.000 dólares ¡que Dios no me ayude si miento! Y va decidido. Después de pasar meses sudando, mareándose, andando escaso de todo baja a los 15.000 y luego a los 10.000. Al final dice, permíteme que encuentre algo por valor de 5000 y no pediré nada más a cambio."

El Tesoro de Sierra Madre.


He aquí la habitual rutina del bar de extrarradio que presento en esta mi ficción. Primero, permanece cerrado, mientras las últimas cucarachas desaparecen en la tranquilidad de la noche ante la inminente llegada de los primeros rayos solares.
Y segundos más tarde, el camarero apaga la primera colilla del día en la misma esquina, y manosea el manojo de llaves antes de abrir el establecimiento. No se trata del típico bar grasiento, de esos ya van quedando pocos. Este se trata de un nuevo tipo de bar. Pertenece a una franquicia que simula aquellos bares añejos, solo que cumpliendo todas las normativas de sanidad (la industria de lo revival vive sin duda una de sus épocas doradas. Parece que nadie quiera vivir hoy). Es nuevo y a la vez es viejo. De hecho, los ejecutivos tomaron a bien la sugerencia que el antiguo dueño y actual encargado les hizo acerca de mantener el nombre viejo nombre para no provocar rechazo en la clientela habitual.

El camarero limpia las mesas, pone los servilleteros en su sitio mientras la máquina de café se calienta, y repone los periódicos, mientras enchufa el televisor, sirviendose su café, antes de que los dos primeros clientes caigan por el local. Antes, cuando venía aún mas gente solía poner unas revistas, pero lleva por lo menos 5 años el mismo muy interesante (aquel con la foto en portada de un antiguo galeón hundido, con un titular de llamativa tipologia en el que se lee “oro en las profundidades”).

Suele ser que los primeros clientes son totales desconocidos. Llegan pronto y esperan a que la oficina del INEM abra. Luego, con más confianza, van entrando los clientes ocasionales mientras los anonimos bebedores de café vacian la taza,pagan y se van (alguno dice buenos días). Un nuevo, y sobretodo, un nuevo que va a la oficina (como se le llama con cariño o tal vez resignación a la oficina del paro) tarda una media de entre 3 y 5 días en entender que pasará varias mañanas por allí, y por tanto no suelen hablar mucho de nada. Poco a poco, y la media de paro es de 6 meses a un año y medio (en tiempos de crecimiento económico), van entendiendo el funcionamiento, el orden único e inevitable de aquel microcosmos, sus personajes, sus tramas, aquellos temas que son omitidos, y quien opina qué en las grandes y estériles conversaciones que desencadenan los muy imparciales medios de comunicación. Conforme sigue pasando el tiempo, los tabúes se van derribando, y las preguntas surgen, para ir siendo contestadas.

-¿Quién es el extraño hombre que de vez en cuando sale a gritar por la ventana?-preguntan los que no saben durante su segundo café a eso de las 10, antes de ir ha hacer aquello que tengan previsto

-Normalmente, a eso de las 12- dice el siempre el camarero, cada día más canoso, secando los vasos de cerveza recién sacados del lavavajillas- el señor Zarzamora, asoma su cabeza todas las mañanas por el balcón para gritar que por fin a convertido el plomo en oro- Superada la pequeña introducción, que suele provocar la risa de los nuevos, el camarero impasible ante nada, continua relatando la historia- Así es, pasa todas las noches en vela, realizando experimentos…Zarzamora, o Don Norberto, como le llamaban cuando era otro de los habituales de esta barra, es un antiguo peletero, que un día, viéndose bien cubierto para la jubilación decidió vender su comercio a unas muchachas que lo transformaron en una herboristería- negocio que procierto no llegó a buen puerto. Después de muchos traspasos y reenfoques del negocio, parece ser que como locutorio funciona muy bien (lo cual rayaba la evidencia en vistas de lo que parece haber cambiado el barrio últimamente.)- En fin, Zarzamora, fue durante un tiempo un jubilado ejemplar: petanca, prensa deportiva, y toda clase de pasatiempos baratos, además de cómo no, la barra de este bar, justo en la silla donde ahora dejo las revistas. Y un día sin saber porque, se subió a su casa sin despedirse. Él estaba tranquilo, viendo la televisión, tomando su café, y se largó- y aquí tiene que hacer una pausa, siempre. Por muchas veces que llegue a esta parte de la historia, le cuesta hablar de ello, porque realmente siente cada cliente como un familiar, y aquello fue para él como perder a un sobrino 10 años mayor. Pero antes de que nada asome más de lo debido, vuelve a reenfocar su tono, tan siempre impasible a todo.- Y desde entonces todo lo que sabemos de él es que puntualmente a las 12 como un cuco se asoma por la ventana y grita que lo ha conseguido. Algunos han subido… yo tengo mucho trabajo y no puedo, pero cuentan como ha convertido su sala de estar en un laboratorio… lleno de chismes, de frascos de colores, de tablas de formulas, todo lleno de tiza. Ha vendido su televisión, y ahora se dedica a buscar oro. Pero lo más extraño es que médicamente no está loco. Su hijo ha intentado internarlo varias veces en una residencia, temiendo por la vida de su padre y por el valor del inmueble, ¡y los vecinos! Pero siempre supera los test psicológicos-
Y como si una cosa fuera ligada a la otra, cuando el camarero dice la ultima palabra termina de secar la última copa, dejando otro café sobre la barra y desapareciendo en el interior de la cocina, a seguir trabajando.

-Pues yo no se si Zarzamora está loco o no, lo que sé es que es un hijo de puta y un mal nacido- llegado a este, y salvo rara excepción o ausencia, prosigue punto la historia el hombre que bebe un tercio directamente del botellín, sin dejar de prestar atención a la máquina tragaperras- Un hijo de la gran puta, se lo digo yo. ¿Sabes de donde saco ese tipo el dinero para montarse su negocio? De todo el vecindario. Ha sido un trepa toda su vida, y seguirá siendo- Maldice un buen rato, no se sabe bien a qué, mientras vuelve a poner otra moneda en la máquina.- Hará ya treantaypico o tal vez tretaymuchos años, ese hombre estaba conmigo y con la mayor parte de los vecinos de antes trabajando en la antigua fábrica de metal, que había donde ahora van a construir el nuevo estadio. Estábamos todos metidos en la U.S.O (Unión Sindical Obrera), y llegamos a un pacto con los de comisiones para que en las elecciones para en sindicato vertical, para nuestra fábrica se presentase sobretodo la gente de nuestro partido. Espera un segundito. -Aprieta un botón luminoso que no deja de parpadear y ahora lo que se mueve es la pantalla de arriba, primero sale un limón, luego unas uvas y por último un cofre del tesoro con la palabra “price” escrito encima. No se lleva el primero pero la voz femenina que sale de la maquina le aconseja que siga miento monedas, que esta muy cerca. Mete la mano en el bolsillo, y continúa el relato mientras el juego sigue-. Bien, una noche, en este mismo bar, justo después que Zarzamora se fuese, una abogada del partido nos dijo que era un soplón de la brigada política. Automáticamente lo borramos de las listas y a la semana, en plena asamblea, en la sacristía de la parroquia de San Roque, hicieron un redada y nos llevaron a todos a la cárcel. Por suerte no estuve mucho tiempo allí, pero cuando salí Zarzamora había pasado llamarse Norberto a que le llamasen Don Norberto el peletero. Si es que este mundo... -y sigue maldiciendo quien sabe a quien, mientras el botón luminoso vuelve a brillar

Lo cierto es que el señor Zarzamora es una figura discutida del barrio. Nunca se ha llegado a demostrar nada de él, y poca gente ha llegado a conocerlo en persona desde el aquel extraño día. Todo el mundo habla de Norberto menos María, una de las mujeres más discretas del barrio. Limpia en casa de Don Norberto todos los Martes y Viernes, y pasa a recoger el sueldo el primer domingo de cada mes. Lo cierto es que a parte del improvisado laboratorio, que en realidad no es más que un alambique y la antiguo mueble de televisión, lleno de elementos inorgánicos y aparatos de medición, la casa estaba totalmente limpia. Zarzamora no come demasiado, y aunque se ducha con regularidad, deja el cuarto de baño como si nadie hubiese estado allí. Ella solo limpia el polvo y friega bien los suelos. Cada 15 días realiza todas estas tareas desnuda de cintura para abajo bajo la atenta mirada del viejo, que le dejaba una propia sustanciosa bajo una falsa figurita de porcelana que representa una carreta vacía llevada por un minero, en la entrada del piso. Sabe que es un abuelo inofensivo, pero se siente sumamente sucia al hacerlo, y a veces infiel. Luego piensa que el dinero bien lo vale. No tiene vacaciones, no tiene contrato, y le pagan miserias en todas las escaleras donde va a fregar. Ella ha venido aquí a ganar dinero. Para cobrar poco y vivir mal se habría quedado en su país.

La historia hace ya un buen rato que se ha acabado, y los consumidores consumen, como indica su sustantivo, ahora en silencio, tal vez pensado o tal vez no. El marroquí de siempre, entra como todos los días, más menos a esta ahora, para vender CDS, mecheros, y figuritas caricaturescas de algo que se le parece a Bob Marley. El hombre de la máquina juega su última moneda, y de nuevo la luz del premio gordo. La aprieta: oro, oro, y unas uvas. No hay premio gordo. El marroquí se le acerca y trata de venderle los últimos estrenos, por 3 euros cada uno, 9 euros si le compra 4, pero le hecha a patadas del bar diciéndole que se vuelva a su país, que aquí también falta trabajo. Ni María, ni el camarero se escandalizan, por todo esto, y quizás los muy nuevos sí, pero cada día menos. Están mirando para otro lado, haciendo cuentas, piensan en las facturas, y en los plazos, rebuscando con la cuchara bajo la capa azúcar alguna dorada respuesta en el poso del café aguado de maquina.

Finalmente todos se van a trabajar o a buscar trabajo. Se van simplemente. Los últimos en levantarse, escuchan una voz que grita desde un balcón que por fin a encontrado oro, puntualmente y como siempre a las doce. Y en unos minutos, 10 a lo sumo, llegarán los funcionarios a comer durante horas.

9 comentarios:

Sr. H.M. dijo...

Pase por el despacho, tengo que hablar con usted.

Vladimir dijo...

Y como demonios me tomo eso¿? tantos fallos ortográficos hay¿?

O tal vez no tiene nada que ver con el relato¿?

Has podido leer los interminables parrafos¿?

Anónimo dijo...

El toque social... no sé, no sé. Has intentado meter demasiadas cosas en un solo relato, me da la impresión. Por un lado, la historia de Zarzamora y el flashback, y por otro la dinámica del bar; me ha resultado más convincente lo segundo.

Eso sí, la última frase me ha congraciado con el relato.

Sr. H.M. dijo...

NO y sí, sí y sí.

Cucaracha Amarilla (Vladimir Poliakov) dijo...

Supongo que es lo que tiene Escribir un relato en dos tiempos, y soy consciente de todo ello. Pero, el espectaculo debe continuar.

Por otra parte, a lo del que social, solo puedo decir que el autor tenia intenciones panfletarias con toda esta linea de relatos (Civilización o Barbarie). Algún panfleto tendrá más valor artistico que otro.

Espero que terminen sus señorias pronto para tener un relajada tarde de te y pastas en las que discutir temas variados, relatos nuestros inclusive.

Y en cuanto a usted FB, ahora enseguida.

Cucaracha homicida dijo...

Querido Vladimir, hacía tiempo que no disfritaba tanto de su prosa. No sabría realmente por qué -o quizás sí pero para ello necesito una segunda lectura para la cual no tengo tiempo right now- pero se me antoja estupendo esta tercera edición de Civilización y Barbarie.

Cucaracha homicida dijo...

Y, si me lo permite, operaré un poquitín el cuerpo del delito con el corrector de faltas.

Borra este comentario para que lo pueda interpretar como un: sí, claro.
Mister Vasco hará el resto.

Vladimir dijo...

Querido Homicida: gracias

Y queridos lectores: acabo de comprender que cada uno sois de vuestra madre y de vuestro padre. No os entenderé jamás. Que viva el verano

Anónimo dijo...

Pepe, soy Andrea! ¿Cómo llevas lo de tu orgasmus? Les comenté a mis padre q en un futuro muy muy lejano quisiera irme a París tb, y me llamaron loca (por lo visto es muy caro).

P.D: siento q mi comentario sea el más hortera.