viernes, 19 de octubre de 2007
El "yo" estatico
-"Giorgio Strehler"-
Hace días que no salgo del tercer piso de la biblioteca. Bueno, eso es mentira a efectos puramente fisicos, pero hace muchos días que me refugio en el tercer piso de la biblioteca para protegerme. Dejo el tiempo transcurrir durante horas, sobre una silla incomoda, sobre una mesa icomoda, siempre con el mismo chico que esta al otro lado de la mesa. Visito con regularidad la pagina de http://www.ajedrezonline.com/. Suelo perder. De hecho, en mis últimas diez partidas, solo he ganado una, y solo en 4 fui un digno adversario y no me retiré al cuarto movimiento. Nunca fuí muy bueno al ajedrez. Recuerdo las largas partidas contra mi padre y lo frustrante que resultaba perder siempre. Me pregunto si cuando sea padre me dejaré ganar por mi hijo. Me pregunto si seré padre. Me pregunto si saldre de aqui. Me pregunto si quiero.
Lo importante no es ganar al ajedrez. No sabría decirte que es importante, pero en esto te puedo asegurar que no es ganar. Se trata más bien de jugar, de matar el tiempo de un modo que no duela, de realizar una actividad completamente anodina, intrascendente. Es lo bueno del ajedrez. Cuanod ya has jugado muchas partidas te das cuneta de que realmente es un proceso mecanico, y que debe de haber una manera de calcular todas las variables de una partida (los ordenadores lo hacen). Al convertirse en un proceso tan mecanico, resulta un metodo perfecto para taparse los ojos mientras el tiempo pasa.
Todo se vuelve absolutamente mecanico: Jugar al ajedrez contra adversarios que desconozco, leer novelas y ensayos, en el piso más alto donde no hay nadie, o donde la gente está de paso. Me resulta una sensación agradable ver entrar y salir a la gente y observar que yo sigo aquí, tranquilo y seguro en mi existencia mecanica y rutinaria.
Y cada vez que vuelvo al tercer piso de la biblioteca es como si una gran parte de mi se hubiese quedado aquí y no quisiera salir y no pudiese convencerla. Y al sentarme en el mismo sitio de siempre noto una ligera sensación de recogimiento, la misma sensación que estar despierto bajo las sabanas en un día triste y hacerse el dormido. La misma sensación reconfortante que resulta pegar una figura de porcelana baratada de un todo a 100 con un poxipol. Un trabajo bien hecho.
Texto: Pepe Ruiz
Música: 15 steps (Radiohead)
lunes, 8 de octubre de 2007
Arte en las calles
¿El objetivo? Demostrar que EL ARTE VIVE, en todas partes, a todas horas, con apoyos económicos y sin ellos, que en este siglo LA SENSIBILIDAD TIENE VOZ y pretende ser también ARMA.
Desde hace un tiempo internet está moviendo a grandes poetas, fotógrafos, músicos y demás, muchos de ellos reconocidos y premiados, muchos otros anónimos.
El Arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es lo que hace que el humano sea Humano.Se ha establecido que el día 30 de Noviembre vamos a concentrarnos en distintas ciudades de España, para poner al alcance de todo el mundo, de una manera gratuita el arte canónico y periférico.
Cada ciudad establecerá el lugar y la hora exacta a través de los comentarios que iréis dejando en www.arteenlascalles.blogspot.com y cuando esté todo claro lo difundiremos de una manera oficial a través de radio, tv y periódicos.
Pero hay algo muy importante:
ESTO NO PUEDE FUNCIONAR SIN TU AYUDA.
Como artista, o como público, tienes que manifestar tu apoyo, mover tu ficha.
Por favor, entra, y comenta: www.arteenlascalles.blogspot.com
domingo, 7 de octubre de 2007
Octubre es esto: escritura automática.
Cucaracha totalmente homicida (nohagaisestoencasa,chicos)
miércoles, 3 de octubre de 2007
Circulos Concentricos
Debían de ser alrededor de las 11:42 a.m., de octubre. Un cielo gris, como un ojo acusador, se instalaba al otro lado de la ventana. Él se escondía, de las nubes culpabilizadotas, del agresivo mundo que aguardaba fuera, sitiando su tranquila y pacífica soledad. Se escondía de las llamadas agresivas de teléfono, los pagos atrasados, y de todos los deberes que no era capaz de satisfacer. Deberes que reflejaba el horario que él mismo había confeccionado pocos días antes.
Por un momento tuvo de nuevo esa reacción natural en él. Deseaba huir. Pero sabía que por mucho que viajase sus problemas no iban a abandonarle jamás, que él era una de esas personas con problemas, que daba igual cuantas veces fuera a empezar de nuevo porque siempre , siempre, iban a reaparecer, en cualquier parte del globo.
Con cierto resentimiento miro alrededor de su estudio, una habitación de menos de
Reclinó la cabeza hacia atrás. Hizo crujir su espalda. Recordó lo que el médico le dijo hace un par de días, acerca de su peligrosamente prematura escoliosis. Recordó los ejercicios abdominales, la prohibición de fumar, recordó que no recordaba su último cigarro. Quizás mejor así. En su caza de la palabra oculta, no encontraba más que referencias a la luz gris del exterior. Si encontraba dinero, recordaba que tenía que pagar. Si miraba sus libretas recordaba a los editores, si miraba la toalla de baño goteando recordaba la natación, y si miraba el teléfono recordaba que no sonaba, y peor, caía en la cuenta de que estaba deseando que sonase.
Dejó su cuerpo muerto encima de su mesa, durante un brevísimo espacio de tiempo, no más de 6 segundos, y entonces se puso a teclear: “Los malditos editores no paraban de agobiarle. Ellos, y el miedo, (o tal vez una curiosidad morbosa, de saber si finalmente la inspiración se había evaporado para siempre), le empujaron a querer escribir.
Debían de ser alrededor de las 11:42 a.m., de octubre. Un cielo gris, como un ojo acusador se instalaba al otro lado de la ventana. Él se escondía, de las nubes culpabilizadotas, del agresivo mundo que aguardaba fuera, sitiando su tranquila y pacífica soledad, de las llamadas agresivas de teléfono, los pagos atrasados, y de todos los deberes que no era capaz de satisfacer al horario que el mismo había confeccionado pocos días antes.
Por un momento tuvo de nuevo esa reacción natural en él. Deseaba huir. Así que antes de escribir ni una frase, hizo las maletas y huyó. Ese fue el principio de todo”
Texto: Pepe Ruiz Andrés (el Aviador)
Fotografía: Aída Quiensinó
Música: Radiohead (Paranoid Android)