lunes, 3 de septiembre de 2007

Instintos Primarios

Correr es una acción.Pero a parte también es un medio para conseguir algo. Quizás se trate de huir, o de perseguir algo. La cuestión, ahora, es el qué, y hasta los primeros 200 metros, no sabia muy bien mi propósito o bien algún porque para mi acción. En momentos así, cualquier tipo de razonamiento queda anulado por un fluido irracional interior. Sencillamente es una actitud que me nace. Caminar deprisa y no pensar. Alguien dijo que la gente camina deprisa para olvidar. Otras veces tal vez fue así, pero no esta. Esta no.

“Me voy. ¿Dónde? No lo se, si llama dile que en cuanto pueda lo haré”. Un portazo y un ser primitivo, ciego de odio, corre sin sentido y sin una finalidad clara de momento. Hago esfuerzos por calmarme, pero solo 20 segundos. Dos cafeteras en menos de una hora son suficientes para construir un fuerte muro de irracionalidad (esa es mi excusa, aunque dudo que un tribunal me absolviese por enajenación mental transitoria, acogiéndome a una alta dosis de cafeína). Poco a poco, todas aquellas sensaciones van tomando cuerpo, como en la elaboración de una escultura grotesca, oscura, y terriblemente expresiva. Odio. Yo le odio. Y si lo hago es por una profunda desconfianza en mi mismo. Si no me quiero nada, si no me valoro, tengo miedo, y si tengo miedo busco un porque, un enemigo. La agresividad contra él es producto de mi propio miedo, de mi propia falta de autoestima. No necesito medicación ni psicólogos para justificar todo esto. Ya he reflexionado muchas veces sobre ello y no me estoy diciendo nada nuevo.

Resulta agradablemente perverso imaginar su sufrimiento. Hay tantas maneras y tantas formas... mi favorita es verle huir en un pasillo estrecho, con ojos de terror sabiendo que su final esta muy cerca. Yo detrás, mientras escojo la herramienta mas adecuada. Nada sofisticado. Armas primarias para sensaciones primarias. Un bate de baseball. Una palanca de hierro oxidada... millones de posibilidades. Me recreo en sus suplicas y alaridos al ver su rodilla partida antes del golpe de gracia. No me imagino que le diría. Creo que no soy capaz de emitir nada con sentido. Solo mi expresión macabramente hierática antes de salpicar mi cuerpo con su sangre.

Aunque la orgía se detiene en un punto de inflexión. La plaza es enorme. Lo horizontal me detiene, me hace pensar...estar tranquilo. El cielo, el mar... esa clase de cosas. Inspiro. Espiro. Vuelvo a inspirar mientras busco mi paquete de tabaco. Espiro mientras lo encuentro. Inspiro buscando el mechero. Inspiro y espiro hasta que me enciendo el cigarro. Un par de caladas en el limbo y llego a una conclusión.

“Voy a matarle”. Doy otra calada. “Le matare. Suena como siempre, pero esta vez lo digo enserio. Se a donde voy, se lo que estoy buscando. Quiero sentir como todos y cada uno de sus granos post-puberes rebientan cuando mis nudillos les golpeen”.

“Te matare gordo asqueroso, solo tengo que encontrarte. Es una cuestion de tiempo. No tengo prisa”

5 comentarios:

Cucaracha Amarilla (Vladimir Poliakov) dijo...

Esta historia esta publicada por el sentimiento de culpa de no publicar hace tiempo. Se trata de un tributo con proposito de enmienda (educación catolica incapaz de eludir el concepto "confesion")

Dedicada a mi querido Pablo Sempere Carbonell, para su regocijo personal.

Anónimo dijo...

PSYCHO



que grande PP^^

Anónimo dijo...

Veo que cada vez vas depurando más la forma, que no el fondo, que sigue siendo todo lo sucio que era (y sabes que me encanta).

Todavía me debes una.

Miguel Pérez dijo...

No tengas tan en cuenta a la gente. Que les den a tod@s! Saludos.

Anónimo dijo...

Dostoyevskiesko, sin duda alguna, y eso me gusta. Además, tiene el plus (que no tiene "Dosti") de la brevedad.
Bienvenida sea tu vuelta, cucaracha. Nos veremos en los bares o en Mont Matre, pero siempre con vodka ruso de por medio.

PD: hago mía la frase de Miguel P. Díaz: Que les den a tod@s! Saludos.