lunes, 23 de febrero de 2009

¿Qué estrella cae sin que nadie la mire?

Faulkner





Urko (nuestro Goethe contemporáneo)


Durante el instituto odiaba a Faulkner. Por aquel entonces existir era fácil, una música alegre. Fue difícil, eso sí, encontrar entre los demás estudiantes algo que no fueran pequeño profetas, princesas y putas resabidas. Me pregunto qué era o seré yo. El caso es que en los últimos cuatro años desarrollé una misantropía agradable, popular, en otras palabras, publicable.

Escogí una carrera que no se impartiese en las universidades de mi ciudad natal y fingí un entusiasmo desmedido -navideño incluso- por mi ficticia vocación. Mi padre, lejos de hacer preguntas, se alegró de verme al fin interesado por algo. Siempre ha creído que funciono a base de obsesiones periódicas, como cuando proclamaba que el mejor escritor del universo era precisamente aquel autor cuyo libro acabase de leer, no importaba quien. Esto incluía, lamentablemente a pelagatos como Christian Jacq -del cual me tragué cualquier telenovela egipcia imaginable-, Robert Shea, Salinger, pasando por Auster, el gilipollas de Vargas Llosa e incluso Beckett.
Mi padre siempre pensó que volvería, así como mis tres hermanos mayores. Es una creencia bastante extendida entre mi familia, contagiosa al parecer.

Lo niego siempre, pero disfruto una barbaridad dramatizándolo todo. Soy un pusilánime inconfesable, no me soporto, sobretodo en los comienzos. Tendrías que haberme visto en la última fila, rodeado de un par de aquellos aprendices de pelagato vestidos como si fuera el día más importante de su vida, escribiendo sus biografías imaginarias.
Había grandes idiotas entre mis compañeros. El más grande de todos ellos siempre levantaba la mano y hacía un comentario sobre cualesquiera que fuese el tema sobre el cual estuviese hablando el profesor, pero siempre con la misma y apresurada conclusión: que hasta los más listos del universo decían tonterías, como cuando Kant dijo que la lógica no había evolucionado en dos mil años por que con Aristóteles había alcanzado su máximo. Me sacaba de quicio. En fín, yo escribía, por ejemplo, cómo algunos de ellos se habían fracturado algún hueso queriendo imitar a un superhéroe, chorradas así. Intentaba dar explicación a sus comportamientos estúpidos con traumas y situaciones ridículas en la infancia. Era bastante sádico, la verdad. En ocasiones me ponía más serio y hasta llegaba a las treinta páginas. En realidad me obsesiono muy fácilmente.

Cuando empecé a conocer a algunos de ellos casi ninguna de mis biografías se adecuaba a lo que ellos contaban sobre sí mismo. Tuve tentanciones de llamarles mentirosos, pero hubiese sido demasiado tedioso explicar porqué. Lo más sencillo fue no interesarse por la vida de los demás. Francamente, puede ser decepcionante.
Sucede que la decepción era todavía mayor con todas aquellas chicas. Es increíble la cantidad de virtudes absurdas puede uno adjudicarle a una mujer en silencio, desde lo lejos. ¿Creeís que Werther se hubiese pegado aquel tiro de haber pasado más tiempo con Charlotte? Pienso a menudo en ello. En mi caso, mi particular Albert fue la estupidez. No puedo explicártelo de otra forma. Las distancias cortas han estropeado la mayoría de mis relacionas con las personas.
Así que pasé a la poesía. Supongo que era un paso más en la caída. Que me jodan si aquello no fue tomar distancia. Por el amor de Dios, eso sí fue ridículo. Yo jamás he entendido a ninguno de los poetas que he leído. Nunca tuve ni puta idea de lo que quiso decir Eliot ni Gingsberg, tampoco no he sido capaz de arrojar ni un centímetro de luz a esos textos tan escuetos de los poetas alemanes. Quizás por eso escribía poesía, al fin y al cabo siempre ha sido más fácil que leerla.

No sé, hay historias que no os puedo contar. Yo no soy Borges, no sé escribir sin asignar realidad a los sustantivos. Recuerdo aquel relato de la biblioteca de Babel en el que cada libro era un resúmen de los otros libros, cada novela eran todas las novelas, cada obra de teatro era todas las piezas, cada ensayo era la repetición clónica de clichés infundados. Eso me pasa a mí con las personas.

Esto, definitivamente, no es un relato; pero no me importa. Tal vez sea la sombra de algo que no pretende llegar a ser un relato. No lo sé, hablo demasiado. A fin de cuentas ¿Qué es un relato? Poco importa, en realidad. Estoy un poco cansado de los conceptos aunque a veces me gusta aceptar ciertos axiomas sin demasiadas preguntas. No hablo de rebeldía política o social, sino de rebeldía metafísica, absurda y maravillosa. Así me va, tan a menudo preocupado por mantener un mínimo de sensibilidad y al mismo tiempo obsesionado por negarla.. En realidad, qué coño, adoro los axiomas tanto como la contradicción. Por lo demás, qué se yo, empecé a fumar, nunca te lo dije.

9 comentarios:

EL BUSCADOR DE ... dijo...

Si Señor, un monólogo cojonudo...
(te imagino en las reduciones de Paraguay, siendo joven jesuita experto en T. de Ch.y enamorado de la hija del cacique indio.Tiempos revueltos).
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Oh, vamos vamos....

¡¿que diablos ha sido de las flores, los buenos sentimientos y el oh si nena estamos vivos y es lo único que cuenta?!

En la segunda entrega, más estrategias para la reproduccion sexual en el mundo contemporáneo que no contemplen la autodestrucción.

P.D: Es más fácil escribir poesia... y que cierto.

Corita dijo...

os odio a ambos.

lles con elle.

Humo Velado dijo...

aiss!!

siempre digo lo mismo...pero que le voy ha hacer?! si es que no lo puedo evitar...la verdad es que me encantan tus relatos. Y ya esta! a la mayoria no les encuentro critica (dificil en mi,aunque no lo creeas siempre saco lo malo de las cosas)

Y me la sopla si tienen que ver con la realidad o no! simplemente resulta que la composición de las frases suena tan bien!

P.d: Billie Holiday no murió de sobredosis...sino de cirrosis hepática por,efectivamente, haberse metido de todo!

Anónimo dijo...

Magnifico, como siempre

Ciro

Anónimo dijo...

me voy a ponerme ciego de chocolate con churros en una verbena de orinales y gente de la terreta.

aquí no hay fábricas¡¡ malditos berlineses!!

Besos a todas

Sergio dijo...

Sin extrategia, a menos que estés bien dotado y chapurreando el idioma, en tiempos de crisis ganancia de pescadores

Cucaracha homicida dijo...

Joder con las crisis de identidad.

ns/nc

Víktor Gómez Valentinos dijo...

¡QUÉ GRANDE eres!

Y cómo te echamos de menos...

En Valencia hoy llueve, hace frío (la humedad de acá, ya sabes) y tu nombre resuena desde el sábado en el que con alguna copita cuerpo adentro, te invocabamos y te reclamabamos.

Un abrazote

Tu Víktor